¿Tienes un exceso de radicales libres? Cuidado, ya sabes que ellos son la clave para poner en evidencia los signos más visibles (¡y los no tanto!) de que ya no tienes 20 años. En ULTIMATE hemos probado de primera mano, y guiados por expertos en medicina antiaging, un método de última generación que valora el estado de nuestros órganos, que nos indica cómo están funcionando y cómo nos envejecen. ¿Quieres conocer nuestra radiografía?

ultimate-1-frena-radicales-libresCuando mi directora me propuso probar una nueva técnica que mediría, ¡en sólo 10 minutos!, mi estado de salud y, por lo tanto, el perfil del envejecimiento de mis células y órganos vitales, me lo tuve que pensar dos veces. ¿Y si me encontraban alguna enfermedad? Pero dejé de lado mi aprensión y dije que sí al electrosomatograma, que así se llama el invento.

Entender los Radicales Libres

Lo primero que hay que entender es que “el electrosomatograma (EIS , según la sigla de su nombre en inglés, Electro Interstitial Scan) no es un método de diagnóstico”, se adelantó a responder el Dr. Javier Mato-Ansorena, cirujano plástico y director de la Clínica del mismo nombre, “pero sí una técnica muy gráfica y descriptiva que valora el estado funcional de los órganos en un momento determinado”. Mi escepticismo era grande, no voy a negarlo, pero no tanto como la curiosidad ilimitada que estaba despertando la descripción del doctor Mato-Ansorena.

Me llamó la atención lo fácil que parecía ser la prueba en sí misma: ¡no requiere nada por parte del paciente! No hay que ir en ayunas, ni prepararse para quitarse la ropa, ni haber bebido litros de agua antes de llegar… Y tampoco había que meterse dentro de un aparato ni que te pinchen. De hecho, sólo son necesarios los electrodos que te ponen en las manos, pies y cabeza, y un ordenador. Tan sencillo como estar hablando con los expertos en su consulta y mirar los resultados y valoraciones de mi “electro” en tiempo real.Radicales Libres

Desayuné como todos los días y llegué corriendo a la cita. “Lo que mejor mide es el estrés”, bromeó el cirujano plástico. Lo acompañaba la bióloga y especialista en Nutrición, la mejor conocedora de esta técnica en su centro, quien nos explicó que “el EIS es una estupenda herramienta que se utiliza con éxito en medicina y terapias antiaging”. ¿Por qué? Porque a partir de ella se elabora “un perfil personalizado del envejecimiento de cada paciente, determinando cuáles son las áreas más conflictivas, biológicamente hablando, claro, y dónde debe centrarse el tratamiento”. A partir de ahí, se construye un “mapa” del envejecimiento biológico, que nos puede indicar a qué velocidad envejecemos y la capacidad que tiene nuestro organismo para repararse a sí mismo. ¡Y casi sin colaboración externa del paciente! La única participación de la que me hacía responsable (y la verdad, no era mucha) era la de poner a su disposición mis manos, pies y sienes para colocar así tres pares de electrodos. La única molestia que me supuso comenzar la prueba duró un par de segundos y me la generó el frío metal.

¿Cómo funciona?

“El EIS es un aparato que funciona por bioimpedancia, es decir, una corriente capaz de analizar las características de los fluidos celulares”, responde la bióloga. Aprobado por la FDA –la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense-, ”tiene un respaldo de rigurosidad científica excepcional”, señala. Insiste en que este método “mide el metabolismo funcional y no el morfológico, y que que analiza el líquido intersticial, no el celular”. Esto que parece tan complicado se puede explicar a través de un sencillo ejemplo: si un paciente sólo tiene un riñón, pero su actividad renal está cubierta por este único órgano, la prueba no detectará que falta algo. Sin embargo, sí lo hará si la función renal está afectada, incluso aunque la persona tenga sus dos riñones. “O puedes tener dos pulmones estupendos, pero su intercambio de oxígeno ser inadecuado. Eso es lo que detecta la máquina: el mal funcionamiento”, explica la especialista.

¡Abstenerse aprensivos!

Los resultados aparecen reflejados en una serie de gráficos, visibles en el ordenador, con distintos colores y números, que debe intepretar la especialista. Se ilustran en la pantalla a través de una figura femenina o masculina, según el sexo del paciente, con las zonas “conflictivas” coloreadas con distinta intensidad. El estudio permite visualizar estrés, artrosis cervical, niveles hormonales alterados, anemia, deshidratación e incluso conocer el riesgo de cáncer o enfermedades cardiovasculares –que, afortunadamente, en mi caso, salió negativo-.

Otra de las preguntas que disparó previamente el Dr. Mato Ansorena fue si era aprensiva y si pensaba que podía afectar mi sensibilidad cualquier información que fuera a recibir. Le respondí con una mentirijilla, diciendo que no, aunque en ese momento, he de reconocer, me asaltó un intempestivo “subidón” frente al “veredicto” final. La nutricionista García de la Barga me aclara que hay varias formas de valorar el funcionamiento del organismo: por medio de analíticas de sangre (células sanguíneas exclusivamente), de orina (desechos del riñón), de la saliva (hormonas), biopsias (morfología) y la medición del estado del líquido intersticial (el que existe entre las células, y el que valora el medio en el que viven las células), un fluido muy difícil de alcanzar, y que es el que se realiza través del EIS.

Conclusión Final sobre los Radicales Libres y Tratamiento

La primera clave: ¡invasión de radicales libres! “Tienes un aumento generalizado de radicales libres y eso acelera tu envejecimiento”, determinó la especialista. Fue la primera afirmación derivada de la prueba. Para atacar el problema, el tratamiento se basa sobre todo en una alimentación con los alimentos y suplementos que los combatan, como son los antioxidantes, presentes en una variada gama de frutas y verduras.

frena radicales libresPero como mi necesidad es tan alta, será imprescindible aportar un suplemento de vitamina C, en dosis terapéuticas –“no bastará una sola naranja”, bromea la experta- y antioxidantes de alta potencia como flavonoides y L-carcitina. Estrés a destajo. Ya lo auguraba el Dr. Mato-Ansorena al inicio de la consulta. Sin embargo, el EIS lo detectó y lo reflejó en varias zonas del cuerpo, especialmente nuca, cuello y espalda. No me sorprendió porque sufro migrañas, por lo que esta conclusión le dio más puntos de fiabilidad al aparato, ya que me había ocupado de no filtar esta información antes de la prueba. Intestino rebelde. “Como en la mayoría de la gente, se ven muchas alteraciones de la flora intestinal, que suelen ser producto del estrés”, concluye García de la Barga. Para estos casos, es imprescindible aportar pre y probióticos. Tiroides en baja forma. “El EIS ha detectado que hay actividad baja de la glándula tiroides, por lo que, como primera medida de tratamiento, tendría pedir más pruebas médicas”. Puse cara de extrañeza, ya que hace poco tiempo me habían realizado una analítica hormonal y los niveles estaban dentro de los valores normales. La experta me aclaró que “es posible que en ese momento no se vieran alteraciones tiroideas en sangre, ya que este método detecta trastornos antes de que los manifiesten las células sanguíneas”. Pero mientras, “es posible atacar el problema con cofactores enzimáticos –sustancias que activan las enzimas- y oligoelementos –selenio, cobre, hierro…-”, aconsejó.

A su favor

Terapia contra el estrés. Valora el funcionamiento de los órganos, midiendo así nuestro perfil de envejecimiento, lo que se puede tratar para vernos y sentirnos mejor. El estrés es un factor externo que añade años a nuestro organismo, por lo que detectarlo y atacarlo a tiempo, implica rejuvencer nuestros tejidos y evitar la liberación de radicales libres.

Forma parte de la medicina antiaging. Gracias a que puede corregir a tiempo dolores de espalda, tensiones, alteraciones hormonales, etc, le da la capacidad de revitalizar el organismo y nuestra calidad de vida.

Revolucionario. Sólo utiliza 6 placas de electrodos y un ordenador, además del detallado conocimiento del especialista, haciendo gala de la más moderna tecnología.

Rápido. Aunque la consulta completa dura cerca de 2 y 1/2 h, la prueba en sí tarda solamente unos 10 minutos.

Sin molestias. No es necesaria ninguna colaboración por parte del paciente, ni tan sólo un pinchazo.

Llega donde otros no. Se trata de la única forma de medir el líquido intersticial, el cual no se puede pinchar y al que no se puede acceder con ninguna otra técnica.